Manipulación a todo tren
Manipulación a todo tren
Francisco Martín Navarrete
En torno al tren se han escrito, y se escribirán, sin duda, muchas y variadas historias. De aquellos trenes casi prehistóricos que cruzaban sollozantes nuestros campos, con sus agudos pitidos y sus chimeneas sin parar de lanzar miasmas de carbonilla; de los familiares “fruteros”, unos trenes mixtos que pasaban por el valle del Almanzora; de los “correos” y los “autovías” de nuestra infancia; del inefable tren del “Adiós, Cordera”, de Clarín; del tren expreso de Campoamor, de los “talgos”, y de los aerodinámicos trenes de ahora, que vuelan en otras geografías. Para nuestra provincia, el tren ha sido tradicionalmente algo consustancial. Quizás, porque se trataba del principal medio que teníamos para trasladarnos al resto de España y al extranjero. Uno aún recuerda sus primeros viajes en tren a Cataluña, viajes de veinticuatro horas o más en un convoy renqueante que paraba en casi todas las estaciones de la ruta. Y ha presenciado dolorosas despedidas en estaciones de pueblos de Almería a personas que marchaban a trabajar a Francia o a Suiza, como si emigraran a las lejanas tierras de América. Eran otros tiempos, claro, pero hemos de reconocer que en materia ferroviaria no hemos avanzado gran cosa. Al contrario, seguimos estancados, y en algunos aspectos, hasta hemos retrocedido. Aquel eslogan que la Renfe popularizó hace varias décadas, “Papá, ven en tren”, los almerienses tendríamos que reconvertirlo en este otro. “Papá, no vengas en tren, que te pierdes”. Razones no nos faltan.
Y lo peor del caso es que, cuando todas las provincias de nuestro entorno han conseguido mejorar sus infraestructuras ferroviarias en los últimos años, la nuestra permanece todavía en la edad de la piedra de los trenes. Se ve que los asuntos relacionados con los raíles son tan duros de roer que los distintos Gobiernos, que son los que tienen capacidad para decidir sobre el tema, no sólo van demorando su resolución, sino que parece como si se recrearan aplazándola y comiéndonos el coco a los ciudadanos. He aquí unos ejemplos para ilustrar nuestro aserto. Ahora resulta que el Parlamento andaluz va y aprueba por unanimidad una propuesta del Partido Socialista para instar al Gobierno de la Nación a que reabra la línea Guadix-Almendricos. A mí, la verdad, la iniciativa me ha caído muy bien. Todo lo que se haga para contar con más medios de transporte siempre es positivo. Lo malo del caso es que llega con cierto déficit de credibilidad, porque se da la circunstancia, como todo el que tiene memoria recordará, que fue un Gobierno de Felipe González el que decretó el cierre de esta línea a mitad de los años 80, sin atender las voces en contra de los partidos de la oposición y de todos los agentes económicos y sociales de la comarca del Almanzora, que reclamaban el mantenimiento de esta vía para no empeorar las comunicaciones, ya muy deficientes, de los pueblos de la cuenca y dejar otra puerta de salida a los transportes de mármol. Otro ejemplo más: la Junta de Andalucía lanzaba hace unas semanas el “globo sonda” de un enlace ferroviario entre Almería y Adra. ¿Dando la vuelta por Granada?, se han preguntado muchos individuos e individuas. Porque todos sabemos lo que se dilató en el tiempo, a causa del enorme gasto, la construcción del tramo de la Autovía del Mediterráneo entre nuestra capital y Aguadulce, donde hubo que realizar costosos desmontes, elevados viaductos y túneles para superar la compleja orografía del terreno. Hay que reconocer que como proyecto no está mal. Pero los ciudadanos de a pie sabemos que en nuestra tierra, lamentablemente, hay proyectos que son puras utopías y, por lo tanto, nunca se hacen realidad. También el bueno de Martínez Cabrejas, en su última etapa en la Alcaldía, prometió un tranvía al Cabo de Gata, y ya ven en qué quedó la cosa.
Y por último, la realización del AVE, ese tren con el que todos soñamos y que lleva camino de demorarse más de lo deseado. Primero fue un ministro de Economía del Partido Popular, Rodrigo Rato, quien anunció que llegaría a Almería en el año 2005, para los Juegos del Mediterráneo. Más tarde, otro ministro del PP, Francisco Álvarez Cascos, retrasó la llegada hasta el 2007. Y todo ello, en medio de las habituales protestas del principal partido de la oposición, que quería ver cumplida la primera de las promesas. Sin embargo, ahora es el Gobierno de Rodríguez Zapatero el que se va a encargar de demorar el vuelo del AVE hasta el año 2015. Eso, acelerándolo mucho, porque también la “Malena” Álvarez ha dicho al presidente murciano, Ramón Luis Valcárcel, que a la ciudad del Segura arribará “antes de 2020”, y Almería está después en el trazado de la línea. De cualquier manera, “¡cuán largo me lo fiáis!” Lo que está claro es que no es lo mismo ver los toros desde la barrera que lidiarlos en el ruedo. Y a nosotros, ¡también es casualidad!, casi siempre nos coge en medio…
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Manipulación a todo tren
Francisco Martín Navarrete
El Indálico : Opinión
Martes 15 Marzo 2005, 09:47 CET
FUENTE:
elindalico.com/periodico/publish/manipulaci_n_tren.shtml
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